Una reforma integral del sistema de justicia penal: ¿qué incluye?

Muchos estadounidenses están alarmados por el aumento de la delincuencia en nuestras ciudades y pueblos. En este informe, hacemos un balance de los problemas más acuciantes de la reformas integrales Zaragoza a los que se enfrenta Estados Unidos en la actualidad, y esbozamos cómo podría ser una revisión integral. Un sistema de justicia penal con un enfoque reformado garantizaría la coherencia en todas las jurisdicciones y abordaría el problema desde múltiples ángulos. Proporcionaría una mayor responsabilidad tanto a las víctimas como a los delincuentes, al tiempo que facilitaría a los acusados la navegación por el sistema. Nos centraremos en cuestiones clave como la seguridad pública, la atención a las víctimas, la actuación policial y la imposición de penas. Las consecuencias de no tomar medidas en estos temas pueden ser muy graves, pero también lo puede ser no tomarlas en absoluto.

¿Cómo es un sistema de justicia penal?

A menudo pensamos que el sistema de justicia penal es un gran juzgado, pero en realidad es mucho más que eso. Incluye a las fuerzas del orden, a los organismos gubernamentales, a las oficinas paralegales, a los tribunales de familia y a las empresas, que trabajan juntos para prestar servicios a las personas y a las comunidades. El sistema de justicia penal es complejo y requiere un complejo sistema de regulación. No se trata simplemente de hacer pequeños ajustes aquí y allá. Por el contrario, la clave es garantizar que el sistema en su conjunto siga adaptándose para reflejar las necesidades y los valores actuales.

El propósito del sistema de justicia penal es proteger a las personas de tener que ir a los tribunales y ponerse delante de un juez y un jurado cuando pueden evitarlo pagando una multa o realizando servicios comunitarios. El sistema también mantiene la paz haciendo cumplir la ley en general.

La guerra contra la delincuencia no ha conseguido reducirla. ¿Qué se puede hacer?

La guerra contra la delincuencia no ha conseguido reducirla en Estados Unidos y, de hecho, la tasa de criminalidad ha aumentado desde mediados de los años noventa. Además, cada vez hay más investigaciones que demuestran que las políticas y prácticas desarrolladas para reducir la delincuencia, como la detención y cacheo, no funcionan. La mejor manera de reducir la delincuencia es quitarle a alguien la oportunidad de cometerla en primer lugar. Una evaluación exhaustiva del impacto de diversas políticas y prácticas, como la de parar y cachear, debería ser el punto de referencia para futuras evaluaciones.

Una policía más eficaz con menos uso de la fuerza

El uso de la fuerza por parte de la policía, como el cacheo y la detención, ha sido objeto de un creciente escrutinio en los últimos años. Un estudio ampliamente citado reveló que los afroamericanos y los latinos tienen más probabilidades de ser sometidos a la fuerza policial que los blancos. El estudio continúa diciendo que los afroamericanos, los latinos y las personas con un historial de interacción con la policía tienen cuatro veces más probabilidades de ser sometidos a una fuerza excesiva por parte de un agente de policía que los blancos.

En respuesta a estas preocupaciones, el Departamento de Justicia emitió en 2011 unas directrices destinadas a que los agentes de policía cumplieran con la normativa federal sobre el uso de la fuerza. Las directrices recomiendan que los agentes utilicen la fuerza solo como último recurso, y solo cuando esté justificado según la normativa federal.

Tribunales de drogas: un programa piloto prometedor

Los tribunales de drogas son programas piloto que ofrecen alternativas informales al tratamiento contra las drogas. Se desarrollaron en la década de 1980 como una forma de proporcionar tratamiento contra las drogas sin necesidad de ir a la cárcel. En la actualidad, hay más de 1.000 tribunales de drogas en los condados de EE.UU., y más del 90% de ellos atienden a personas con bajos ingresos. En estos tribunales, las personas que cumplen los requisitos legales para el tratamiento de la drogadicción pueden entrar en un programa de tratamiento en lugar de ir a la cárcel. En la actualidad, una persona puede evitar la cárcel ingresando en un programa del tribunal de drogas. Las personas también pueden evitar la cárcel pagando una cuota, entrando en un programa de tratamiento y realizando servicios comunitarios. Las personas también pueden evitar ir a la cárcel pagando una multa, realizando servicios comunitarios o pagando por la atención ambulatoria.

Reforzar los servicios de rehabilitación y reinserción.

Los servicios de rehabilitación, al igual que los tribunales de drogas, se desarrollaron como alternativas a la cárcel. Hoy en día, los servicios de rehabilitación se prestan a menudo en forma de atención posterior, en lugar de encarcelamiento. Los servicios de atención posterior pueden ser similares o idénticos a los ofrecidos en las cárceles y prisiones. Los servicios de atención posterior pueden utilizarse para mantener los privilegios de la libertad condicional, ayudar con el consumo de sustancias o proporcionar asesoramiento. Los servicios de postratamiento también pueden incluir programas para ayudar a mantener el empleo, la formación como forma de reforzar la capacidad de resolución de la comunidad, y/o como forma de reducir la reincidencia.

Conclusión

Una reforma integral del sistema de justicia penal garantizaría la coherencia en todas las jurisdicciones y abordaría el problema desde múltiples ángulos. Proporcionaría una mayor responsabilidad tanto a las víctimas como a los delincuentes, al tiempo que facilitaría a los acusados la navegación por el sistema. Nos centraremos en cuestiones clave como la seguridad pública, la atención a las víctimas, la actuación policial y la imposición de penas. Las consecuencias de no actuar en estas cuestiones pueden ser muy graves, pero también lo puede ser no actuar en absoluto.

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